Asumiendo

que no hay culpables, que a veces puedes hacer todo bien (o mal) y no influye necesariamente en los resultados.
Hoy asumo que tengo una enfermedad de por vida.
Asumo que es incurable.
Que yo no me la provoqué. No soy culpable. No me siento culpable.
Asumo que puedo vivir con ella y asumo que incluso puedo hacer una buena vida.
Asumo la responsabilidad que me cabe en vivir y no en sobrevivir.
Asumo la ignorancia de los terapeutas no tradicionales que nos creímos con el derecho de decirle a otros que eran responsables de su enfermedad ¡¡qué falta de tino!! ¡¡qué falta de amor!!¡¡qué soberbia!! Se nos entregó una herramienta y nos creímos con derecho a decirle al otro lo mal que hacía su vida.
Asumo que no hay receta, ni sistema. Ni enseñanza, ni conducta.
Nada, absolutamente nada que tengamos derecho a decir , recetar o recriminar a otro.
Asumo que el prejuicio me ha nublado demasiadas veces, en un sentido, luego en otro.
Asumo que cada uno es ilusoriamente un poco dueño de su vida y que todos somos parte de un juego. Muy corto.
Yo no tengo respuestas.
Asumo que amo porque amo.
Porque para amar no puedo imprimir una solicitud como la del banco cuando pido crédito.
Asumo que no peco de inocente, si lo que amo me destruye soy una buena luchadora.
No por nada soy una caza demonios.

Asumo que estoy enferma
¿y quien no?